viernes, 22 de abril de 2011

VIRGILIUS, EL VAMPIRO - Adelanto-Anita-

Hola chicos y chicas, como algunos compañeros ya os han hablado de el libro que estamos escribiendo en clase "Virgilius, nuestro amigo el vampiro",  se me ha ocurrido poner un adelanto. Y............. aqui va, un adelanto sacado directamente del libro:

Los vampiros son como las moscas o las hormigas: pueden vivir en todas partes. El mundo entero es susa.

Puedes encontrarlos en una azotea de Nueva York, vistiendo un traje de ejecutivo, o en la isla de Papúa, con taparrabos, o tiritando de frío en un iglú. Les gusta bucear, volar y dar largos paseos. No se libran de su compañía ni los camellos del desierto de Gobi.

Hay vampiros altos y hay vampiros bajitos. Los hay gordos y flacos. Rubios, morenos y pelirrojos. Lo mismo vale para las vampiras, claro.

Estén donde estén, siempre buscan compañía. No les importa la conversación, si eres aburrido o vistes a la última moda. Lo que de verdad les gusta es tu sangre. ¿Algún grupo en particular? ¿A positivo, 0 negativo? ¡Eso les da igual! No le hacen ascos ni a una costrilla.

Por supuesto, si los vampiros habitan en Nueva York, Papúa y el Polo Norte, también puedes encontrarlos en España, en La Mancha o... ¡en Corral de Almaguer!

Aunque los habitantes de este pueblo singular no lo saben, hace menos de una semana, en el Samar de las 21:55 para ser exactos, se bajó un visitante muy especial. Por ahora no mencionaremos su aspecto. ¿De dónde venía? De un lugar muy lejano. ¿Era joven? Tenía más de 300 años, aunque la verdad, no aparentaba ni la mitad.

¿Era cascarrabias? ¿Era un encanto? ¿Le gustaba jugar a las chapas? ¡Qué más da! Era un vampiro.

¿Qué buscaba en Corral? ¿Un calandrajo? ¿Darse la gran merendola? Pues no exactamente. Se encontraba en un apuro bien gordo. Atrapado en un asunto de vida o muerte. Su destino y el de su familia dependían de un objeto muy peculiar. Se encontraba a la vista de todo el pueblo y, sin embargo, nunca había llamado la atención de nadie. El mismo vampiro no sabía exactamente de qué se trataba.

Lo único que sabía era que la clave del secreto se escondía en la clase de 6. ºA del colegio Nuestra Señora de la Muela. El oráculo de Ishtar le había susurrado al oído, con su fétido aliento, que sus alumnos eran los únicos que podrían ayudarle a descubrir lo que buscaba.

¡Pero debía evitar a toda costa la tentación de hincarles el colmillo!



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