Allí estaba yo, en un mochila rodeada de libros, hasta que
ocurrió esta historia.
La mochila se la compró ese mismo día y yo iba en ella. El
día que Pablo estrenó su mochila yo estaba dentro: una botella azul, brillante
y con un gran tapón blanco, esa era yo.
Esa mañana, Pablo al coger la mochila, se tropezó, se cayó y
yo me rompí en mil pedazos, derramando mi valioso contenido por el suelo oscuro
de la clase. Ese contenido era agua fresca y
pura que ahora estaba repartida por todo el suelo.
Después de ese suceso, ocurrió lo esperado.
-¡Qué mala suerte!-dijo Pablo.
Su profesora le regañó y le mandó recoger lo manchado.
Pablo García- Gasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario